¿Por qué incluir prácticas de calidad orientadas a la sostenibilidad ambiental y social en las organizaciones trae grandes beneficios para las compañías?
Al estandarizar y controlar un proceso, no sólo aportamos herramientas para que los resultados esperados se realicen bien a la primera vez y así evitar reprocesos, sino que también aportamos al desarrollo sostenible y al cumplimiento del propósito organizacional para garantizar que las compañías se mantengan en el tiempo.
Por: Víctor Hugo Rodríguez, director de Gestión Integrada e Innovación.
Comúnmente asociamos un sistema de gestión de calidad con aquellas actividades orientadas a controlar y estandarizar los procesos de una organización con el fin de garantizar que los productos y servicios que se generen cumplan las especificaciones, atributos y requisitos establecidos por el cliente, además de los reglamentarios aplicables. Esto es en parte cierto. Sin embargo, la decisión de implementar, mantener y mejorar un sistema de gestión de calidad debe tener un propósito mucho más ambicioso y acorde con el propósito organizacional, sus objetivos estratégicos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Veamos. En Joyco, nuestro propósito de transformación, progreso y bienestar, con infraestructura de calidad, demanda, entre otras acciones, un conjunto de actividades y prácticas de calidad que permiten generar las condiciones óptimas para que dicha declaración sea una realidad.
Estandarizar un proceso, por ejemplo, reduce la variabilidad en que se ejecutan las actividades a la vez que optimiza los recursos empleados para llevarla a cabo. Una visión reducida de esta actividad diría que la estandarización no es más que elaborar otro procedimiento y definir ciertos controles.
Un enfoque amplio y alineado con un propósito mayor, dará cuenta que, al estandarizar un proceso, aportamos herramientas para que los resultados esperados se realicen bien a la primera vez para así, evitar reprocesos, reducir el consumo de energía, papel, esfuerzo del personal y demás recursos directos e indirectos asociados. En otras palabras, al estandarizar y controlar un proceso, estamos aportamos al desarrollo económico sostenible y al cumplimiento de nuestro propósito organizacional.
Otras prácticas de calidad, como el análisis periódico del contexto interno y externo permiten obtener y evaluar información sobre aquellos aspectos políticos, económicos, sociales, tecnológicos, medio ambientales y legales que conllevan a tomar decisiones como la incursión y ejecución de proyectos enfocados en nuevos servicios que no solo beneficiarán a la sociedad sino también al medio ambiente.
Por mencionar algún ejemplo, proyectos relacionados con la instalación de parques fotovoltaicos, que permiten a la organización contribuir al cumplimiento del ODS 7 sobre garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y segura.
Asimismo, dicho análisis del contexto interno y externo permite a las compañías identificar y conocer aquellas partes interesadas que puedan llegar a afectar la ejecución de sus actividades, al considerar sus necesidades y expectativas, para así definir estrategias de relacionamiento que permitan un beneficio mutuo, como la mejora de los servicios o productos que se ofrecen, aumento de la reputación y posicionamiento de la marca, entre otros.
Por tanto, las prácticas de calidad que las organizaciones obtén por implementar, permitirán que estas se mantengan en el tiempo y logren así sus propósitos a mediano y largo plazo, no solo beneficiando a sus actores internos sino a toda la sociedad y su entorno.