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¿Cómo entender la cuarta revolución industrial en las empresas de consultoría?, Joyco

¿Cómo entender la cuarta revolución industrial en las empresas de consultoría?

Por: Javier Carrasco Tovar, director de Proyectos.

¡La cuarta revolución industrial ya llegó!  Y marcará un hito muy importante en el desarrollo y evolución humana, pero ¿cómo adaptar la estrategia de las empresas de consultoría? Esto supone un reto que espero resolver en las próximas líneas.

¿A qué se denomina ‘revolución industrial’?  

Corresponde a un conjunto de cambios radicales en la estructura de la sociedad, que genera nuevas dinámicas económicas, ambientales y sociales. Hay definiciones mucho más completas y complejas, pero para este artículo con esta bastará.

Las revoluciones industriales que se han documentado (y también las no documentadas) corresponden a saltos cuánticos que han permitido procesos evolutivos de escala global. Es decir, crecimientos fuera de toda proporción con respecto a lo que anteriormente veníamos haciendo. 

Revoluciones industriales documentadas por los historiadores son tres más la cuarta que actualmente atravesamos. La primera en el siglo XVIII, aterrizó con la invención y comercialización de la máquina de vapor inventada por James Watt, y marca la llegada del mundo moderno. Con la máquina de vapor llegaron también la energía hidráulica y la mecanización de procesos industriales. En esta época se dieron importantes pasos en la geopolítica global y en los principios del capitalismo como sistema económico y social preponderante. A partir de ese momento comenzaron a aumentar significativamente indicadores como la población humana, las tasas de educación y de urbanización, la esperanza de vida y el PIB per cápita, también comenzaron a disminuir significativamente la tasa de pobreza y de mortalidad infantil, entre otros.

La segunda revolución llegó a finales del siglo XIX, y está marcada por la producción en masa con las líneas de montaje, las nuevas fuentes de energía (especialmente la eléctrica), el uso de distintos metales y minerales, los desarrollos en la industria química y en los modos de transporte, entre otros avances significativos. Esta revolución también impulsó radicalmente la globalización del comercio.

Por su parte, la tercera revolución industrial, que se da finalizando el siglo XX corresponde a la revolución digital, la automatización de toda la cadena productiva, la electrónica y la tecnología de la información y las telecomunicaciones. Algunos sitúan el arranque de esta revolución con la invención de la máquina de Turing, que tenía el propósito de calcular cualquier cosa calculable, pero los historiadores la sitúan un poco después cuando ese conocimiento logra democratizarse a través de la digitalización y la posibilidad de trasmitir información. 

Es preciso destacar también los nuevos sistemas de generación energética (energía nuclear y energía renovable) y los desarrollos científicos, en especial la neurociencia. El mayor conocimiento de nuestro cuerpo y en específico de nuestro cerebro y su fascinante funcionamiento, marcaron y marcarán un cambio radical en la evolución humana.   

En algún momento del artículo hablé de las revoluciones y/o saltos cuánticos de la humanidad que no han sido documentadas y que es preciso citar para seguir poniendo en contexto que el desarrollo de la humanidad todavía tiene mucho por escribir: la invención del fuego, la domesticación de las plantas y animales (agricultura y ganadería), el alfabeto y la escritura, el vidrio, la pólvora, la imprenta, la navegación interoceánica, entre otros inventos son una muestra de nuestra genialidad y creatividad. 

La cuarta revolución industrial, que se sitúa en los inicios del siglo XXI, se define por la transición hacia nuevos sistemas que están construidos sobre la infraestructura de la revolución digital. La nano, neuro y bio tecnología, los robots, la inteligencia artificial, los sistemas de almacenamiento de energía, los viajes interplanetarios, los drones e impresoras 3D, entre otros, están marcando esta nueva revolución. 

Esta revolución también está fuertemente influenciada por las tendencias sociales, menores tasas de crecimiento de la población, mayores tasas de alfabetización, el aumento en las enfermedades globales y las nuevas dinámicas de las relaciones humanas las cuales se han digitalizado y traspasado a un plano virtual. 

“Los países avanzados encaran los cambios con mayor rapidez, pero son las economías emergentes las que podrán sacarle mayor beneficio”, mencionan los grandes expertos. Sin embargo, tal como predijo Darwin en su teoría de la evolución, esta revolución sólo beneficiará a quienes sean capaces de innovar y adaptarse.

Para las empresas de consultoría la cuarta revolución industrial debe llegar con la explotación y exploración del conocimiento experto y flexible del capital humano, el cual corresponde a la principal materia prima de dicho sector. 

“Pensar es el trabajo más difícil del mundo, por eso hay tan poca gente que lo hace”, dijo Henry Ford hace más de un siglo, pero es una excelente frase para definir el futuro de la consultoría.

Ser disruptivo, creativo, flexible y lograr compaginar el desarrollo productivo y el desarrollo personal son las apuestas que deben encarar las empresas que comercializan servicios, con el fin de hacer posible que las mejoras en los niveles de calidad de vida sean sostenibles en el largo y muy largo plazo. 

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